jueves, 12 de junio de 2008

Fin de curso


Queridos todos, se acerca el fin de curso, la llegada del odioso calor y de la feliz nueva estancia en Francia.


Como moraleja de lo pasado este 2007/2008 (y ante el resultado del curso de Formación de profesorado novel) os dejo aquí un "Decálogo del buen profesor" que he encontrado en el blog El diario de Petrarca, con el que os invitó a la reflexión .

El autor del mismo lo redactó pensando en la Secundaria (por ello finaliza: LOGSE, LOCE, LOE, vine, vi, fracasé). Lamentablemente, este decálogo es muy aplicable a la realidad de mi aula, así que mi nuevo final es: Universidad española: llegué, vi, flipé.

1. Da igual si te expresas incorrectamente delante de tus alumnos. Sus ídolos (Yoda y los futbolistas, entre otros) también lo hacen.

2. Al principio de curso debes dejar claro tu dominio total sobre la asignatura y la mejor forma de hacerlo es la siguiente: repartir una bibliografía de dos mil o tres mil títulos, compendio de la sabiduría humana y divina. Puede tus alumnos se desmoralicen y no vuelvan más al colegio, pero al menos habrás logrado que te respeten.

3. Jamás cambies tu forma de explicar ni intentes adaptar tus métodos a cada contexto o situación. Con tanto cambio tus alumnos pueden llegar a concluir que no tienes ni idea de cómo ejercer tu trabajo.

4. No debes tener reparos en leer en clase tus antiguos apuntes del colegio, a no ser que el desgaste de varias décadas los haya dejado completamente ilegibles. Tus venerables profesores, nonagenarios la mayoría, merecen que se les cite de forma literal.

5. Si alguna circunstancia importante (llámese sueño o nutrición matutina obligatoria) ha provocado que llegues tarde a clase, descárgate de toda responsabilidad echándole las culpas al tráfico o al personal de fotocopiadoras. Tu incompetencia no debe quedar nunca de manifiesto.

6. En caso de que pertenezcas a un colegio mixto, intenta mantener siempre alejados a los chicos de las chicas. La obsesión siempre es preferible a la tentación.

7. Aprovecha tu capacidad de sugestión e intenta inculcar a tus alumnos las bondades de tu ideología política. Además de crear buenos ciudadanos también estarás ayudando a tu partido.

8. Cuando te presentes en tu primer día de clase, no olvides escribir tu nombre en la pizarra. Es una tradición de varios siglos que no se debe perder.

9. Si ves que un alumno hace cosas extrañas en clase (como, por ejemplo, rebozar calamares o clavarse una moneda de cincuenta céntimos en la cabeza) no debes impedírselo. Un buen profesor debe fomentar la capacidad imaginativa y la libertad de aprendizaje de sus alumnos.

10. Las ralladuras de coche, las roturas de brazo o las amenazas de muerte esconden un mensaje cultural de vital importancia. Denunciando estos hechos sólo conseguirás coartar la libertad de expresión de tu alumnado.

LOGSE, LOCE, LOE. Vine, vi, fracasé.