Ayer fue mi santo y, para celebrarlo, nada mejor que una fiesta de luces. Laura y yo pasamos toda la noche recorriendo la ciudad desde la Croix-Rousse a la Ópera, del Ayuntamiento a Bellecour (primero en metro, que no se lo recomiendo a nadie esa noche...) y luego paseando por la Presqu'île, a la orilla del Rhône, hasta llegar a Perrache. Llovió un poquito pero mereció la pena y, si no, juzgaz vosotros mismos, aunque en cuestión de luces, la realidad supera a la ficción...
Fue una noche con ambiente muy especial, con las calles llenas de gente hasta bien tarde, con música, con teatro, con vino caliente...
Ojalá pueda repetir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario